Photography Makers: Cuando los viajes se convierten en fotografías
Por Nacho Izquierdo
Juan Solís y Laura Gómez forman un equipo creativo que combina talento, técnica y sensibilidad, dando vida a imágenes que oscilan entre lo natural y lo urbano, siempre con una narrativa potente y un sello muy reconocible. Nuestra revista ha conversado con estos dos artistas para entender su proceso, motivaciones y fotografías. “Siempre viajamos con un plan A y B, pero hay momentos o lugares que te invitan a dejarlo todo y romper cualquier plan previo”, nos confirman.
Vuestra fotografía tiene un equilibrio muy marcado entre lo natural y lo urbano. ¿Cómo encuentran la inspiración para mantener esa dualidad?
Nos inspira precisamente ese contraste: la calma de la naturaleza frente al caos de la ciudad. Como hacemos fotografía de viajes, hemos encontrado en estas dos disciplinas la excusa perfecta para combinar ambos mundos. En el paisaje disfrutamos mucho de la experiencia completa: caminar, observar, esperar… todo ese recorrido hasta llegar a la foto que buscas forma parte de la magia. En cambio, la ciudad tiene un ritmo totalmente distinto, más frenético y adictivo: en menos tiempo puedes hacer muchas más fotos, y eso también nos engancha.
Trabajan como equipo creativo y también como pareja. ¿Cómo influye esa complicidad personal en la manera en que fotografían y cuentan historias visuales?
Influye en todo. Compartir desde el principio nuestra pasión por la fotografía como pareja ha hecho que hayamos pasado incontables horas juntos fotografiando, editando, comentando imágenes y compartiendo cada detalle; en definitiva, nos ha permitido avanzar más rápido. Y lo más importante: al haber total confianza, podemos ser completamente sinceros el uno con el otro, y esa sinceridad es lo que nos ayuda a perfeccionar la fotografía y seguir creciendo.
En muchas de vuestras imágenes hay un dominio muy notable de la atmósfera y la luz. ¿Cómo es el proceso para planificar y anticipar esas condiciones antes de disparar?
Planificamos bastante. Antes de cada viaje solemos estudiar las fotografías que queremos conseguir, revisar aplicaciones de planificación fotográfica, mapas y previsiones meteorológicas… pero siempre dejamos espacio para la sorpresa. Cuando viajas, rara vez conoces el destino en profundidad ni dispones del tiempo que querrías en cada lugar; por eso la planificación es clave para aprovechar cada momento al máximo. De hecho, empezamos a disfrutar del viaje desde el instante en que lo preparamos. Y aun así, la luz siempre tiene un punto incontrolable que, cuando aparece, te obliga a reaccionar rápido y a confiar en la intuición.
¿Qué importancia tiene para vosotros la narrativa en la fotografía? ¿Buscan que cada imagen cuente algo por sí misma o prefieren construir relatos a través de series?
Ambas cosas. Una foto puede ser muy potente por sí sola, pero al construir una serie surge una narrativa más profunda. No solemos plantear series de forma deliberada, sino que muchas veces se forman de manera natural cuando terminamos de editar las imágenes de un viaje. Puede ser porque hayamos aplicado un estilo de edición concreto o porque la climatología y el propio lugar impriman una atmósfera común que conecta todas las fotos entre sí.
Trabajan con equipo Fujifilm. ¿Qué les aporta esta herramienta en cuanto a color, portabilidad y experiencia de uso en comparación con otros sistemas?
Uno de los puntos más a favor de Fujifilm es la forma en que su sensor capta la luz y traduce el color. Trabajamos en RAW y los archivos nos permiten llevar la edición en la dirección que queremos sin perder naturalidad ni matices.
A eso se suma la portabilidad: cuando viajas, llevar un equipo ligero sin renunciar a calidad es clave, viajando con otros fotógrafos hemos tenido el mismo peso en la mochila, pero nosotros hemos llevado una mayor variedad de objetivos permitiendo adaptarnos a la escena que se nos presentaba.
Y luego está la experiencia de uso: los controles manuales, el diseño de las cámaras y esa sensación casi “analógica” hacen que fotografiar con Fuji sea algo muy inspirador. No es solo una herramienta: es un equipo que invita a salir a disfrutar de la fotografía.
La edición y el revelado son parte esencial de vuestro estilo. ¿Cómo equilibran la fidelidad al momento capturado con la interpretación creativa que hacen en postproducción?
Siempre partimos de la realidad, pero no nos quedamos en una copia literal. Entendemos la edición como una extensión del momento vivido, una manera de transmitir cómo se sintió esa escena y no solo cómo se vio.
Vuestro estilo de edición es muy reconocible. ¿Cómo han desarrollado ese método de edición y de qué manera lo transmiten en vuestras formaciones?
Nuestro método nace de muchos años de prueba y error. Al principio dedicábamos horas a experimentar con ajustes casi al azar, hasta que poco a poco fuimos creando un flujo que nos permite ser consistentes y, al mismo tiempo, flexibles con cada proyecto. Hoy partimos siempre de un esquema claro y ese mismo proceso es el que compartimos en nuestros cursos, porque sabemos lo frustrante que puede ser enfrentarse a la edición sin una guía. Lo hemos estructurado para que los alumnos aprendan a revelar con criterio y puedan aplicar ese método a cualquier fotografía de paisaje o urbana, sin perder su estilo propio.
Además de su trabajo como creadores, dedican tiempo a enseñar fotografía y edición. ¿Qué les motiva a compartir su conocimiento a través de Photography Makers y cómo estan viendo la respuesta de vuestros alumnos?
Siempre hemos creído que la fotografía como más se disfruta es en comunidad. Cuando empezamos, nos hubiera encantado tener referentes que compartieran su flujo de trabajo de una forma clara y práctica. Por eso, con Photography Makers, decidimos abrir esa puerta y enseñar lo que a nosotros nos habría ayudado en nuestros inicios.
La respuesta de los alumnos ha sido increíble. Muchos nos escriben contándonos cómo han cambiado sus fotos tras el curso, cómo ahora sienten que tienen control sobre la edición y, lo más importante, cómo disfrutan más de su hobby. Esa motivación es lo que nos empuja a seguir creando formaciones y contenidos en Youtube: ver cómo la pasión por la fotografía crece y se multiplica en quienes nos siguen.
Muchos fotógrafos jóvenes los siguen y ven en ustedes una referencia. ¿Qué consejo práctico les darian para avanzar en su camino, tanto técnico como artístico?
Uno de los errores que cometimos al principio fue pensar que solo practicando íbamos a aprender más rápido. Tiene parte de verdad, pero sin formación terminas invirtiendo mucho más tiempo y también dinero en llegar al mismo punto. Formarte no solo acelera el proceso, también hace que disfrutes más del camino.
En vuestros viajes y proyectos, ¿qué importancia tiene la planificación frente a la improvisación? ¿Se consideran fotógrafos más meticulosos o más intuitivos?
Diríamos que es un 70% planificación y un 30% improvisación. Siempre viajamos con un plan A y un plan B, pero hay momentos o lugares inesperados que aparecen y te invitan a dejarlo todo de lado y romper cualquier plan previo.
¿Podrían compartir alguna anécdota de una sesión en la que algo inesperado terminara transformándose en una de vuestras mejores imágenes?
En Islandia vivimos una de esas experiencias que se quedan grabadas. La noche anterior, revisando la previsión, descubrimos que al día siguiente el mar iba a desatarse con olas de hasta 15 metros. El destino estaba a cuatro horas de ida y otras tantas de vuelta, y para colmo nevaba sin tregua y so-plaba un viento que hacía difícil hasta mantenerse en pie. Aun así, decidimos arriesgarnos y emprender el viaje. Cuatro horas de carretera helada después, llegamos a la costa y nos encontramos con un océano rugiendo con toda su fuerza. De aquel día extremo nació Raging Waves, una de esas imágenes que para nosotros justifican cualquier esfuerzo.
Para terminar: ¿cómo ven el futuro de la fotografía en un mundo cada vez más saturado de imágenes? ¿Qué papel creen que sigue teniendo el fotógrafo como narrador visual?
Vivimos un momento en el que la inteligencia artificial está entrando con fuerza en el mundo de la imagen. Es una herramienta fascinante y, sin duda, tiene un papel importante en el presente. Pero también creemos que quienes disfrutan de la fotografía como hobby o como profesión rara vez encuentran en la IA esa misma satisfacción. Porque al final, la fotografía no es solo el resultado final, es todo lo que ocurre antes y durante: el viaje, la espera, la búsqueda de la luz, la emoción de estar en un lugar único y sentirlo en primera persona.
Esa experiencia, ese proceso vital, queda impreso en cada imagen y es lo que le da un valor que ninguna generación automática puede sustituir. Una foto no es únicamente un archivo: es el recuerdo de lo que viviste para hacerla. Por eso pensamos que, incluso en un mundo saturado de imágenes y con nuevas tecnologías, la fotografía convencional seguirá teniendo un papel insustituible. Porque transmite algo que no se puede fabricar desde cero.
Acerca del Autor:
Juan Solís y Laura Gómez. Fotógrafos y creadores de contenido especializados en fotografía de viajes y edición digital.
Su trabajo se caracteriza por combinar naturaleza y ciudad con una narrativa visual muy reconocible, donde la luz y el color son protagonistas. Además de su faceta creativa, dirigen Photography Makers, un proyecto de formación online con el que enseñan a miles de fotógrafos de habla hispana a perfeccionar su técnica y descubrir el poder de la edición, cubriendo temas clave como composición, color en postproducción, Photoshop desde cero y guías para principiantes.
A través de su canal de YouTube y de su web comparten recursos de formación, tanto gratuitos como de pago, como ebooks de composición, talleres de edición gratuitos y una newsletter con ideas prácticas para quienes quieren mejorar su forma de fotografiar y de editar.
Links:
IG: @photography.makers
Web: www.photographymakers.com





