Mònica Figueras: entre lo que se ve y se siente

 

Mònica Figueras: entre lo que se ve y se siente

Por Nacho Izquierdo

Hay fotógrafas que capturan el mundo. Pero hay otras, como Mònica Figueras, que lo acarician con la mirada. Su estilo silencioso y humano ha creado una obra que se siente más de lo que se explica. Con una sensibilidad única para rescatar lo íntimo y una conexión especial con la luz natural, nos recuerda que lo cotidiano también puede ser poesía.

Mònica, tus fotos tienen una calidez especial, casi como si el tiempo se detuviera un instante. ¿Cómo descubriste ese lenguaje visual tan tuyo?
Ha sido un proceso que ha surgido de forma natural. Supongo que siendo yo misma e intentando mirar con el visor del mismo modo que lo hago con mis ojos. Busco hablar de una forma muy íntima, realista, sincera y tratando siempre de tener una fuerte conexión con el entorno o la persona que voy a fotografiar.

¿Qué papel juega la espontaneidad en tu trabajo? ¿Cómo equilibras lo natural con lo técnico en una sesión?
Mi obra tiene una espontaneidad controlada o un control espontáneo. Parece un antagonismo, pero así es. Observo la situación, me coloco dónde la composición fotográfica me funciona y espero o dejo con paciencia que la fotografía me encuentre. O por lo contrario, organizo los elementos que van a conformar la imagen y dejo que fluya sola. Llevo la espontaneidad y la técnica a un equilibrio, como en la vida real. Aunque creo que en éstas gana mucho lo impulsivo.

Trabajas con FUJIFILM, una marca muy querida por quienes valoran la textura y el color. ¿Qué es lo que más te conecta con sus cámaras?
Toda mi vida he disparado con cámaras analógicas, por los colores vibrantes, la textura del grano y el romanticismo de las cosas que esperan y que están hechas con tiempo, dedicación y amor. Con FUJIFILM lo que he encontrado ha sido una vinculación muy fuerte con todo esto, pero con la tecnología contemporánea y las facilidades que te dan los avances del día de hoy.

Más allá de la cámara, ¿qué objetos o rituales siempre te acompañan cuando vas a fotografiar?
Si es verano, una sandía. Si no -ríe- busco el verano en otro lugar donde haya sandías.

Muchas de tus fotos parecen susurrar más que gritar. ¿Qué importancia tiene el silencio o la pausa en tu proceso creativo?
Hace unos años viví en la ciudad porque pensaba que la vida cosmopolita me daría más oportunidades, pero yo siempre quise huir del asfalto, ruido y multitudes. Quería que llegara el fin de semana para irme a explorar rocas y playas secretas. Hasta que me fui a vivir a la Costa Brava y me di cuenta que mi gran inspiración estaba allí. Levantarme todas las mañanas enfrente del mar y observar la vida desde mi balcón. El color del cielo en todos los momentos del día, la luna llena desde el sofá y los abuelos que bajan a nadar a la misma hora, al mismo lugar. Soy una persona tranquila, muy vinculada a la naturaleza y a la vida pausada, y así me siento más cómoda para poder crear.

¿Cómo eliges a las personas que fotografías? ¿Qué debe tener una mirada o una piel para que te invite a disparar?
Fotografío a modelos profesionales en encargos publicitarios en los que viene dado desde la producción de la campaña. Pero siempre prefiero hacerlo con personas con las que tengo un vínculo y una conexión. Con ellos, consigo generar una atmósfera más íntima, sincera y segura. No es cuestión de tener una piel suave o unos ojos claros, sino que la relación entre ella y yo sea real, trabajada y cuidada, entonces es cuando se generan entornos relajados dónde la espontaneidad juega un gran papel. Te crees la mirada y te traspasa porque ha sido provocada desde el amor y honestidad.

¿Qué lugar ocupa la luz natural en tu trabajo? ¿Te consideras una “cazadora” de luz o una “acompañante” de ella?
Nunca podré cazar algo tan grande como la luz, que es para mi, mi diosa. Así que prefiero acompañarla y rezarle para que salga bonita. La luz natural es imprevisible, es cambiante y misteriosa. La puedes explorar y conocer, pero nunca sabrás cómo te va a sorprender. No hay nada más excitante que esto.

¿Cómo te afecta, en lo emocional, mirar a través del visor? ¿Hay días en que prefieres no fotografiar?
Soy signo de agua, por lo que estoy hecha de emoción pura. Fotografiar es en gran parte una terapia, es mi forma de expresión y la manera más pura de mostrar mis sentimientos. Creo también que este mundo necesita más arte. Más sensaciones que te hagan vibrar, sonreír, pensar y llorar. Mi gran intención es poder regalar algo bonito a todos los corazones que lo quieran apreciar y poder salir aunque sea por un instante de esta vida fría y práctica que la sociedad nos quiere imponer.

Por último, si tu cámara pudiera hablar, ¿qué crees que diría de ti después de todos estos años?
Seguramente, me mataría por haberla puesto en situaciones un poco peligrosas y embarazosas. Manifestaciones problemáticas, situaciones acuáticas al límite del ahogo, pilladas de turistas fotografiados en la playa. Pero, a la vez, estaría agradecida por haberla cuidado y tratado como el objeto más importante de mi vida. Cuando me enamoro, quiero con mucha intensidad, y así lo siento con ella, como el amor más sano y bueno que se puede tener. Espero que esté siendo mutuo. Nunca lo sabré, pero intuyo que si.


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@monica_figueras

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