Luis Poirot: Sin Estereotipos

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De una trayectoria notable, reconocido nacional e internacionalmente, Luis Poirot abre sus puertas a CAPTION para adentrarnos en la persona que ha sido testigo –a través del lente de su cámara– de parte importante de la historia reciente de nuestro país. Se autodefine como un fotógrafo que escapa a los estereotipos y convenciones tradicionales, que eligió deliberadamente la imagen captada de manera análoga y en blanco y negro, como el sello innegable de su obra, esa que forma parte de nuestra memoria colectiva.

Entendiendo el ciclo de la vida como un río que está en constante movimiento y nunca es el mismo, ¿cómo la fotografía con su carácter de capturar un momento navega en esta naturaleza que va más allá de nuestras convenciones?

Así es, la vida es como un río que avanza y no se puede detener o queda estancada en algo que se pudre. La fotografía entonces trata desesperadamente de conservar un momento, se nos escurre entre los dedos, pero algo queda, un algo que se llama recuerdo y que nos trae de vuelta el olor, la voz y el tacto de las personas que ya no están. No hay olvido, vuelven a nosotros y así hemos vencido la muerte. Es un combate con el tiempo, que se va y capturamos o así creemos. Solamente años después podremos decir que lo logramos. El tiempo, siempre el tiempo.

Raúl Ruiz, en mi taller de calle Huelán un par de meses antes de su muerte, Hasselblad 120mm FP4. © Luis Poirot

Sus fotografías muestran su mirada del mundo. ¿Cómo es el proceso que lo lleva a sentir y a saber la manera en que un momento o una persona será fotografiado? ¿Y qué pasa después, tras revelar el negativo, ampliar las imágenes y traspasarlas al papel?

Miro y recuerdo. Siempre la mirada está en relación a un recuerdo, a la memoria. No hay visión sin ella. El ciego al que se le devuelve la vista, al comienzo solo distingue luces y sombras y debe interpretar y guardar esas experiencias que aparecen. Así podrá decir que ha recuperado un sentido perdido. Mi archivo es una gran memoria, muchas veces inactiva, pero sé que está ahí. Algún día y sin proponerlo, caprichosamente aparece revelado su significado, quizás en relación a una fotografía que he tomado recientemente. El impulso que me hizo pulsar el disparador en una emoción que no contuve, toma un sentido. Las personas y los lugares desaparecen a mi alrededor, queda poco o nada de los lugares de mi infancia y juventud. Con quienes he compartido etapas de mi vida van partiendo y no pueden ser reemplazados. Entonces fotografío aquello que no quiero que se olvide. Con quienes viví y dónde, porque así como construí mi vida a partir de los relatos de mi abuela, en aquella habitación a oscuras, encerrado por la herida de la luz a mis ojos enfermos, quiero recordar y contar para que otros, quizás mis hijas, encuentren las raíces que las asientan en su vida. Cada etapa tiene su tiempo propio. Cuando decido que me interesa hacer tal o cual foto, después cuando creo que ha llegado el momento de ampliarla y por último cuando la muestro en un libro o en una exposición, que es el verdadero revelado.

Jaime Silva, dramaturgo, Barcelona. Casi ciego y molesto por la luz del flash. Rolleiflex 2,8 FP4. © Luis Poirot

Para usted ¿la fotografía y, especialmente el retrato, es una forma de decir la verdad? Cuéntenos sobre la importancia que tiene el comprender a quien se encuentra frente suyo, la necesidad de sentir aquella certeza de lo que será transmitido a través de la cámara. Háblenos sobre su sensibilidad y sobre la verdad que busca en las personas.

El retrato es un encuentro entre dos personas, dos voluntades que pueden ser antagónicas. En mí nace del deseo de conocer en persona alguien de quien ya conozco su obra creativa, indagar quién está detrás de ella. Si es el primer encuentro, es necesario una larga conversación en esta especie de cita a ciegas, para olfatearnos y quizás conocernos mejor. A veces aparecen episodios de vida en común o alguien que nos relaciona, como si se tratase de un pariente lejano. Es el acercamiento a un felino, con tiempo y sin brusquedad, esperando una atmósfera adecuada. Hay que olvidarse de la cámara y fotografiar como siempre con la mirada. Solamente después y como un proceso inevitable para ambos, tomamos la cámara, pero seguramente el retrato ya está tomado. ¿Es la verdad? Nada ha podido explicar qué es un ser humano, ni toda la filosofía, sicología o historia del arte. Por qué entonces la fotografía podría tener la vanidad de descubrirlo. Es un momento y sólo eso, un instante en la vida de dos personas y la historia de un encuentro único e irrepetible.

Jordi Pujol, Presidente de la Generalitat ( Gobierno autónomo ) con dos de sus ministros en los pasillos del Parlamento Catalán en Barcelona. Premio a la mejor foto política del año 1985 en España. Canon F1 lente 85 mm f 1,2 Tri-X. ©Luis Poirot

En diversas entrevistas ha señalado que inició en la fotografía de manera autodidacta. ¿Qué consejo daría a las nuevas generaciones de fotógrafos y a quienes quieran seguir este camino?

Soy autodidacta en la fotografía, pero no en la creación. Vengo de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, que me enseñó el amor y rigor en la creación, una metodología necesaria para llegar a un resultado, cómo relacionarme con las personas para que confiaran en mi búsqueda, sin dejar de mencionar el conocimiento del vasto mundo que me precedió, que no vengo de la nada y que siempre seré deudor. Generalmente los fotógrafos no llegamos a ella como primera opción, procedemos de otros mundos y ese es nuestro aporte personal. Mi trabajo no se entiende si no es en relación al teatro, tanto en su escritura dramática como en el mundo visual de la puesta en escena.

Desnudo en la serie “Un Retrato”. Hasselblad con 150mm , película FP4 ©Luis Poirot

Su trabajo se caracteriza por la fotografía análoga donde el blanco y negro es su sello. Háblenos de aspectos técnicos: ¿Cuáles son sus cámaras y lentes favoritos?, ¿tiene una distancia focal preferida?, ¿cuál es su película y papel predilecto?

Llegué a la opción personal del blanco y negro después de un largo camino. Durante muchos años fui considerado como especialista en color, cuando estas películas eran técnicamente primitivas y el revelado irregular. En mis primeros trabajos para la editorial Zig-Zag, haciendo portadas de revistas y moda, luego en Barcelona para El Dominical del Diario El País y revistas de arquitectura, a mi regreso en 1985 como fotógrafo mercenario que tenía que vivir de mi trabajo acepté lo que me pidieran. Pero ya en 1982 mi corazón y mi ojo estaban en el blanco y negro. Las fotos que hacía para mí y que casi no mostraba a nadie eran todas en blanco y negro, reveladas y ampliadas por mí, lo que me producía la sensación de dominar todas las etapas del proceso. Era como componer y ejecutar la melodía. Hoy no guardo nada en color, esa etapa terminó cuando decidí después de la operación de cáncer que el tiempo que me quedaba, que no se cuánto es, haría solamente las fotos que yo quería, siendo yo el único responsable de mi trabajo.

Autorretrato con libros y cámara a pata pelada, Santiago, Hasselblad Super Wide, FP4. ©Luis Poirot

Tengo muchas cámaras, compradas o cambiadas en mi recorrido, son herramientas que uso de acuerdo a la imagen que quiero obtener, incluso una digital a la que puedo recurrir cuando la sensibilidad de la película no me alcanza. Mi película favorita desde 1973 es la Ilford FP4 en todos sus formatos, dejé Kodak cuando la gran Tri-X la cambiaron a la porquería de hoy, estoy probando Foma y otra película francesa como Berger y espero que la nueva Adox sea lo que era en mis comienzos. Hay una multitud de pequeñas empresas que buscan y ofrecen nuevas películas, que espero ir probando. En papeles utilizo mucho el Multigrado fibra mate de Ilford, pero desde hace un par de años tiendo a reemplazarlo por Foma Multigrado, que creo tiene mayor cantidad de plata y me da mayor riqueza tonal. Amplío con varias magníficas ampliadoras y que uso según la luz que quiero obtener, es un laboratorio que he ido formando a través de los años y la experiencia.

Mis cámaras favoritas son varias y su uso es el capricho del momento. Para una situación de respuesta rápida es la Leica MP con un par de lentes, 50 Summicron de 1958 y un 21mm Zeiss. Si la situación puedo controlarla y trabajar con lentitud, es el medio formato , con Hasselblad 110mm f2 , 120mm macro o 50mm. Si aparece parte del cuerpo es la Pentax 6×7 con 135mm o 55mm. He tenido largas temporadas con Rollei, cámara con la cual aprendí a fotografiar, a la que quiero volver y que por alguna razón que no recuerdo ya no tengo. He viajado con la Canon F1 de los 80 y tres ópticas que no se comparan a las actuales. La Nikon la olvidé para siempre cuando dejó de ser una fábrica que pensaba en los fotógrafos y dominó el marketing. Por el peso y tamaño ya no utilizo formatos mayores como el 4X5 o 8X10 pulgadas, las Sinar y Ebony esperan su turno de ser cambiadas, lo mismo que algunos teleobjetivos que no corresponden a mi mirada. Trabajo en las distancias cercanas y en contacto con las personas, no soy el mirón de la vereda de enfrente.

Agustín Centelles, fotógrafo catalán de la guerra civil, revisando sus fotos guardadas durante cuarenta años en Francia y que presentaría por vez primera, Barcelona. Leica M 2 con 35mm sumicron, Tri-X. ©Luis Poirot

¿Cuál es su visión sobre la irrupción de lo digital en la fotografía?

La fotografía digital es una nueva herramienta que incorporamos, pero no sustituye a la película, el papel fibra y la química. La posibilidad de mayores ISO es una gran ventaja, pero las copias (y digo copias) no se comparan en riqueza y cierta sensualidad de una ampliación, que además es un gesto personal en la oscuridad del laboratorio. Solamente quienes no han visto una buena ampliación pueden pensar que la impresión de la máquina se puede comparar. Es un afiche, no la obra original. He probado traspasar las imágenes de la memoria a una película, en un proceso largo y costoso, y ahí pude obtener una ampliación de calidad. Fue un largo rodeo para llegar a lo que habría obtenido con película directamente. Si mis fotos son para un libro, sólo para eso puedo pensar en lo digital. Nunca para una exposición.

Desnudo en la serie “Un Retrato” Hasselblad con 50mm, película FP4. ©Luis Poirot

En lo cotidiano, ¿practica el hábito de llevar una cámara consigo a todos lados?

Casi nunca me paseo con una cámara. Solamente si tengo intención de tomar alguna foto. Aprendí hace tiempo y con dolor que no soy ni seré Cartier-Bresson.

Desnudo en la serie “Un Retrato” Rolleiflex 80mm, película FP4. ©Luis Poirot

¿En qué proyectos está trabajando actualmente?, es decir, ¿con qué nos sorprenderá Luis Poirot próximamente?

Quedó interrumpido el proyecto de libro “El paisaje es el rostro. Cien escritores chilenos”. Será publicado por LOM el próximo año, con una exposición por mis ochenta años que cumplo este diciembre. Es mi regalo a quienes les gusta la fotografía.


Sitio Web: instagram.com/luispoirot

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879