La Sal

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Fotografías: José Luis Rissetti
Texto: Luis Montes Rojas

El trabajo de José Luis Rissetti nos ha acercado a un lugar, un remanso donde el tiempo histórico no se ha acelerado hasta llegar a fulminar el presente. Pero toda construcción de un idilio requiere de una distancia para que se pueda mantener esa utopía. Justamente aquello no respeta porque no mantiene la distancia propia del visitante, de ese que se instala a observar en un viaje de turismo capturando una imagen donde casualmente se encuentran aquellos que han trabajado la tierra para transformarla en territorio. Al contrario, el trabajo de este fotógrafo se adentra hasta configurar una mirada que devela -junto a lo hermoso del oficio- el esfuerzo y la pobreza, el desarraigo de los jóvenes, el temor a la desaparición.

Mirar sobre otros tiempos.

¿Cómo iniciar un viaje sino para contestar una pregunta? El esfuerzo del desplazamiento debe satisfacer ese vacío que se presenta como desasosiego, como inquietud. Sin embargo, es muy posible que esa pregunta no encuentre su respuesta. Es más probable que al regreso traiga preguntas aún mayores. Ese es el riesgo de recorrer territorios de otros, plenos de otras voluntades de habitar, de otras maneras de decir, y una vez que nos hemos adentrado en esos espacios se debe producir, en virtud de ese vínculo, la transformación de quien pregunta. Del sujeto que explora, el que constituye un paisaje para sí mientras camina, pero no desde la distancia -desde la expectación– sino desde un recorrido en el que se adentra para calmar esa ansia.

©Jose Luis Rissetti

El trabajo de José Luis Rissetti nos ha acercado a un lugar, un remanso donde el tiempo histórico no se ha acelerado hasta llegar a fulminar el presente. Pero toda construcción de un idilio requiere de una distancia para que se pueda mantener esa utopía. Justamente aquello no respeta porque no mantiene la distancia propia del visitante, de ese que se instala a observar en un viaje de turismo capturando una imagen donde casualmente se encuentran aquellos que han trabajado la tierra para transformarla en territorio. Al contrario, el trabajo de este fotógrafo se adentra hasta configurar una mirada que devela -junto a lo hermoso del oficio- el esfuerzo y la pobreza, el desarraigo de los jóvenes, el temor a la desaparición.

Vista general del Valle Grande (lugar en donde centré mi trabajo fotográfico) y en el cual podemos apreciar cuarteles con diferentes colores que denotan el estado en que se encuentran. El color blanco es el color en el cual se debe extraer la sal. ©Jose Luis Rissetti
La vida de campo es de múltiples quehaceres y el salinero no escapa a ello, a pesar de estar desde antes del amanecer en labores de la extracción de la sal también debe preocuparse de otras actividades como cortar y almacenar el alimento que les darán a sus animales durante el invierno. ©Jose Luis Rissetti

Aprehender todo esto tiene un costo que se inicia al cruzar esa frontera, pero que se edifica al compartir el trabajo de madrugada, el frío, la reponedora chupilca al  mediodía. Una conversación con el campesino sobre su nieto que aprende el oficio y que es tentado por el mundo, el escaso salario –nunca mejor dicho- que se recibe por una labor sin reconocimiento para un trabajador sin tierra, el saber propio de un trabajo heredado. Pero tampoco es difícil encariñarse con un proceso que es expresión de un tiempo contraído y condensado en sacos, resumiendo cuatro siglos de aprendizaje y labor, y que se nos presenta como un espejo para quienes hemos continuado con el oficio de los padres.

©Jose Luis Rissetti

Una conexión de esa magnitud siempre pondrá en cuestión el lugar de quien observa. En un principio es indudable reconocerse fuera. Saber que no formamos parte de ese hogar otro, que no compartimos su habla, pero de seguro emergerán empatías y distancias que desequilibrarán una posición que a veces se quiere dibujar como neutral. Y no puede ser neutral cuando se está empapado de afectos que provienen de experiencias propias, como haber crecido en la periferia santiaguina donde los canales de regadío todavía humedecían la tierra en el verano. Toda esta voluntad debe ser empujada por un deseo, un impulso que en el caso de José Luis puede encontrarse en su propia experiencia jugando entre los campos sembrados de la zona norte de Santiago.

Esta bodega está frente al valle grande cruzando la Laguna, es una construcción de grandes dimensiones con rastros de una vasta producción y que hoy está abandonada al igual que sus cuarteles que la proveían de sal. ©Jose Luis Rissetti

Aún así, y a pesar de la empatía, este viaje debe reconfigurar la manera de entender lo que en principio no era más que paisaje. El costo de destituir al turista es fulminar la comodidad de su distancia, y no sólo por la emergencia de compromisos emocionales que cargan la mirada, sino por el desencanto de saber que traspasar la frontera no significa ser parte de aquello que se observa. Sabemos que la piel no se curtirá con el sol como la del salinero, pero la fotografía debe ser la portadora, ahora no de una conversión imposible, sino de un vínculo que es la pretensión y recompensa -la verdadera utopía- de quien se acercó buscando algo más que un buen encuadre. En este libro hay un tiempo condensado en imágenes: estaciones del año, días con sol o lluvia, noches donde se necesitó el esfuerzo. Las fotografías no son el premio al acierto de un par de tiros, en este libro se devela un encuadre sobre un enorme cúmulo de imágenes que son el trabajo dedicado a descubrir –a todos aquellos que no hemos roto esa distancia- aquel trozo del mundo separado del mundo. Para quienes tuvimos la suerte de acompañar al autor en este empeño (levemente, sólo como turistas) pudimos comprobar que aquello a lo que nos asomamos escondía un universo de códigos que eran las claves que posibilitarían su labor, y por intermedio de sus imágenes, íbamos a acercarnos a este mundo antes de que el oficio desaparezca o que las comunidades pasen a convertirse en un museo, una reserva cultural.

Los salineros palean la sal desde los cuarteles y la colocan afuera o al borde del camino para que bote el exceso de agua previo a ser envasada en sacos para su distribución. ©Jose Luis Rissetti

Esta experiencia es un retrato desde dentro, un retrato que termina hablando también de nosotros mismos al encontrar -también aquí- el temor a desaparecer. Sólo así es posible que emerjan imágenes como la del campesino durmiendo al sol, de una fragilidad que conmueve, o las ojotas descalzadas esperando a su dueño. Aquí hay un esfuerzo de convertir a la fotografía en un testimonio que no pretende hablar por una comunidad, como si el esfuerzo heroico del fotógrafo las hiciera aparecer ante el mundo, sino más bien acompañar a los salineros en un camino que, a pesar de la distancia, compartimos. Un caminar lleno de incertidumbres, de cambios desmedidos, cargado de nostalgia.

©Jose Luis Rissetti

FOTO ANIM: Las animitas se erigen como recuerdo de aquellos que fueron tempranamente arrebatados de la vida, constituyéndose en un testimonio de fe en una vida que trasciende la muerte y cuando ese recuerdo está abandonado es sinónimo de una decadencia absoluta. ©Jose Luis Rissetti

Este proyecto fue financiado por FONDART y editado por el fotógrafo Fabian España


Biografía:
Nací en Santiago de Chile en 1973. Estudié fotografía en el Instituto Superior de Artes y Comunicación ARCOS, del cual egresé en 1995. Ese mismo año comencé mi práctica en el diario El Mercurio, donde me he desempeñado hasta el día de hoy. Soy fotógrafo hace más de 15 años, heredé este oficio de mi padre, quien ejerció esta profesión por más de 30. He realizado publicaciones en diferentes revistas y en todas las secciones del diario y he participado en libros de la Editorial Mercurio Aguilar. En paralelo trabajé en libros y catálogos de artistas nacionales e internacionales y me he desempeñado también como especialista fotográfico en el registro visual de procesos artísticos. Desde 1999 he tenido la posibilidad de desarrollar a fondo mis temáticas en muestras colectivas de fotógrafos en Santiago y Valparaíso, en exposiciones individuales, festivales, Galerías de Santiago y en la primera Feria de Arte Contemporáneo del país (CHACO). En la actualidad, a partir de mis vivencias personales, es que me encuentro explorando la capacidad de ponernos mediante el arte en el lugar de un otro que padece, se transforma y olvida quién fue.


Equipo Fotográfico:
– Cámara:Canon EOS 5D MARK III
– Optica: Canon 35 mm. f2.8

Sitios Web:
https://www.instagram.com/jlrissetti
https://www.facebook.com/jlrissetti

Todas las fotografías publicadas aquí tienen el Copyright del respectivo fotógrafo.

© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879