El obturador interior Archivo Fotográfico de Javier Pérez Castelblanco

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El obturador interior. Archivo Fotográfico de Javier Pérez Castelblanco

Fotografías: Javier Pérez Castelblanco
Texto: Javiera Pérez Escalante

 

 

Un archivo fotográfico es algo vivo; nace lentamente en el acopio de la mirada, de la vida interior, de los acontecimientos, del tiempo reflexivo de la espera, de la luz. En la búsqueda de la imagen fotográfica se condensa todo lo vivido, la mirada sobre ese tiempo existencial. La fotografía con su mecánica perfecta y mágica, tiene una condición metafísica.

Maitencillo 1954-56

Javier, mi padre, nunca sale sin su cámara fotográfica; es naturalmente una parte extensiva de su cuerpo, naturalmente además, siempre conserva una mirada fresca de asombro sobre lo observado, todo tiene un sentido, una unión compleja que trata de explicar a través del encuadre de su objetivo, en sus palabras resuena lo mismo, él lo busca y lo contempla, no siempre lo logra, es un intento continuo.
Nace en Santiago de Chile en 1915, segundo de cinco hermanos, niño curioso e inquieto, buen lector. Trabaja muy joven junto a su hermano Enrique, durante los tiempos de la Gran Depresión. Sus intereses iniciales son de tipo científico, especialmente la biología. Con 18 años ingresa a estudiar ingeniería civil en construcción que no termina por motivos de salud, un accidente y luego una larga convalecencia en la cordillera solidificarán aún más su visión contemplativa. Se interesa por la poesía, la filosofía y la música, inseparable compañía en su vida.

En 1936, Javier está totalmente comprometido con la fotografía y todo está por hacerse, siente ese ímpetu, no había en ese momento escuelas o institutos de fotografía en Chile, era un camino, un aprendizaje del oficio que pasaba de maestros a aprendices. Su primera cámara es posiblemente la misma que utiliza su hermano Enrique, arquitecto y fotógrafo aficionado, coleccionista empedernido de estampillas y retratos de estrellas de cine de los años 1930-40. Todo está a la vuelta de una esquina. Durante una caminata en el centro de Santiago, casualmente conoce a su primera esposa Daphné Sauré Vasselon, una joven fotógrafa formada por su padre, Jorge Sauré Carpinello, reconocido retratista establecido, diseñador y pintor quien lo entrena en el oficio profundo de la fotografía y el diseño,“Sauré”es un gran conocedor y artista, Javier Pérez Castelblanco y Jorge Opazo Galindo son aprendices adelantados que brillarán más adelante con sus propias luces.

Bambalinas, Elenco del B.A.M 1959-60

A partir del año 1941 está inmerso en un intenso desarrollo profesional, ingresa a la RCA Víctor donde trabaja en diseño y fotografía en el departamento de ingeniería; estudia Cine por dos años con Ediggio Heiss, destacado documentalista y fotógrafo alemán establecido en Chile. Con Rómulo Vera, de Imprenta Universo, se forma en fotomecánica; documenta junto a Daphné los procesos de investigación del destacado científico Dr Alejandro Lipschutz realizando clases de microfotografía en el instituto de Biología de la universidad de Chile. Hace fotografía de cirugía y antropometría en el hospital Luis Calvo Mackenna donde también imparte clases; cursos de formación fotográfica para profesionales y aficionados en la recién creada Escuela de Cine y Fotografía de la Pontificia Universidad Católica, donde el año 54 es designado director de fotografía para los primeros documentales etnográficos que se realizan en Chile bajo la dirección del cineasta italiano Giorgio Vomiero con “Quasimodo en San José de Maipo” filmado en esa localidad. Es profesor en Escuela de fotografía Alfredo Reifschneider y jurado de certámenes fotográficos, más adelante en INACAP, con sus equipos de Estudio Rays enseña técnica fotográfica a las primeras generaciones de diseñadores gráficos en Chile, espacios dónde se reconoce su extensa trayectoria y experticia. Actividad docente que desarrolla incansablemente con energía hasta pasados sus 80 años.

En Chile, hay muchas instituciones que están naciendo: la danza, el teatro, el cine y la fotografía son un proceso dinámico de alta movilidad social, que no se repetirá con esa intensidad, su espíritu se quebrará con tiempos oscuros. Santiago es bohemio en los años 40 a los 60, escritores, artistas, fotógrafos, actores, bailarines, muchos de ellos iniciando enormes recorridos creativos, todos confluyen en algún momento y Javier Pérez Castelblanco es parte y testigo de esa época como lo expresaría su gran amiga actriz y escritora, Alma Montiel en una dedicatoria de su libro.

 

Joan Jara danzando en estudio Rays. 1954

En 1946 adquiere el Estudio Rays a los fotógrafos Billie Aikel y Manuel Rays, un pequeño local en calle Huérfanos 680, conserva el nombre original y lo registra como marca a su nombre. Al año siguiente inaugura su nuevo estudio en su ubicación definitiva en la misma calle Huérfanos 725 entrepiso sobre del Teatro Rex, donde funcionará durante 23 años. Estudio Rays se transforma en una empresa fotográfica donde realiza retratos, reportajes a empresas, fotografía industrial, gigantografïa en blanco y negro, fotografía publicitaria para varias agencias, también hace cine en 35mm y 16mm. El estudio ocupa 340 metros de planta, con su sala de tomas, laboratorio, sala de retoque, vestuario, maquillaje y recepción. “Rays” es exitoso, es un epicentro, donde llegan actores, bailarines, fotógrafos, músicos nacionales e internacionales, e innumerables personas que se retratan para conservar los momentos significativos de sus vidas; novios, niños, primeras comuniones, retratos de los 15 años… “Rays” es parte de la escena cultural de los años 50 en adelante. Así lo reconocerán destacados colegas y amigos como Luis Poirot, René Combeau, Bob Borowitz, Tsunekawa, sus fotografías se publicarán en todos los medios nacionales y también en algunos internacionales como “Toute la Danse” y “L’Architecture d’Aujourd’hui”.

Es generoso con su conocimiento, muchos fotógrafos le piden consejos entre ellos Sergio (Queco) Larraín a quién conoce muy joven aproximadamente el año 52. A pesar de su diferencia de edad, 16 años, tendrán una larga amistad, se visitarán, se cartearán durante un tiempo y trabajarán juntos en algunos proyectos.

La fotografía de retrato es para él un encuentro con otro, y es muy auténtico en esta búsqueda de eso otro para hacer el retrato. Hay una humildad en su carácter, un escudriñamiento de la belleza no medida de las cosas, una intuición del otro, sus ojos pardo verdosos son serenos pero vibrantes; ha vivido muchas experiencias en su vida, la muerte de su hermana menor de solo cinco años, la enfermedad de su padre, la pobreza de la Gran Depresión, un accidente que lo dejaría con un plumón atrofiado toda su vida, la estadía en el Sanatorio del Cajón del Maipo debido a un proceso médico mal realizado, el contacto con el cielo estrellado de la montaña; habla de lo telúrico, de lo cósmico, de la unión de todo, desde lo más pequeño a lo inabarcable, se siente unido a la tierra y los paisajes que ha recorrido. Detrás de su carisma y figura inquieta, tiene un aplomo, una solidez interna, yo creo que es por eso que tantos posan con confianza ante su cámara y se reconocen en sus retratos.

Violeta Parra Sandoval ,interpretando su composición Gracias a la vida en su Carpa en la comuna de La Reina, 1966. Esta fotografía sería la portada de su último LP.

Algunos son tremendos e icónicos, como los últimos retratos de Violeta Parra en su carpa en la comuna de La Reina. Ambos se conocen desde hace un tiempo, han compartido una amistad, una de esas tomas será la portada de su último LP que todo el mundo conoce. Los impresionantes retratos de Carmén Amaya, bailaora flamenca en studio “Rays”, ella misma bautizará uno con el nombre de “ Retrato Eléctrico”, los coreógrafos y bailarines Ernst Uthoff y su esposa Lola Botka creadores del B.A.N.CH (1941) parte de su círculo de amigos y conocidos, Octavio Cintolesi creador del B.A.M. (1959) es muy extensa y variada la cantidad de personas del mundo de la cultura que ha retratado en sus quehacer, también ha recorrido una buena parte de Chile fotografiando sus paisajes y su gente, Valparaiso inagotable tantas veces. Es uno de los pocos fotógrafos autorizados para fotografiar al maestro Igor Stravinsky en su ensayo en el desaparecido Teatro Astor en Santiago a finales de agosto 1960, con quien se encuentra e intercambian corbatas, en una de sus tantas anécdotas memorables.

Con Daphné se han separado hace algún tiempo, conservando un afecto mutuo. En diciembre del año 61 vuelve a contraer matrimonio con Diana Escalante Nigro, mi madre; bailarina clásica del Ballet de Arte Moderno que pertenece a la Corporación Cultural de Teatro Municipal de Santiago, Javier le enseña el oficio, será notable como fotógrafa de danza…
Es el año 67 estudio “Rays” está cerrando. Su archivo, es un archivo consolidado, se encuentra catalogado y organizado por el fotógrafo, se puede estimar entre unas 48.000 a 60.000 mil tomas. Es el trabajo arduo de los años, una parte fundadora de su vida profesional, el desarrollo de una sensibilidad autoral están ahí no sólo algunos de los notables retratos logrados en estudio” Rays”, también muchas fotos familiares, amigos, personajes, gentes, paisajes de Chile, industrias, obreros, interiores, desnudos, composiciones, arquitectura y experimentación fotográfica… en junio de 1974, en medio de la oscuridad total, su archivo se inunda y es una pérdida casi completa. Un duelo.

Estas imágenes que sobreviven son eso; un viaje, una historia, un enigma.La mirada de un hombre que sigue adelante, su historia de amor épica con Daphné y con Diana, la capacidad de reponerse, de reconstruirse. El archivo queda fragmentado pero lo rearma, lo ordena con el aura de sus ausencias, lo suelta, lo entrega… pasan 48 años, para que vuelva a salir a la luz y ocupe el lugar que merece.


Acerca del autor:

Javier Pérez Castelblanco (Santiago, 1915), es un fotógrafo y artista chileno amante dela pintura, la música y la poesía. Estudió durante 3 semestres Ingeniería, para, posteriormente, cine con el destacado documentalista Alemán Edigio Heiss y fotomecánica con Rómulo Vera de Imprentas “Universo”.

También, dedicó gran parte de su vida laboral a la docencia. Comenzó como profesor de microfotografía en el Instituto de Biología de la Universidad de Chile, para luego arribar a la Pontificia Universidad Católica de Chile para dictar cátedra a fotógrafos profesionales y aficionados en la recién creada Escuela de Cine y Fotografía de esta casa de estudios. Asimismo, fue parte activa de “Foto Cine Club” junto a destacados fotógrafos, tales como, René Combeau, Horacio Walker; Tito Vásquez; Bob Borowicz, y Jorge Opazo entre otros.

En 1946, da un giro y adquiere Estudios “Rays”, junto a los fotógrafos Manuel Rays y su esposa Billie Aikel en donde se especializó en retratos, fotografía para empresas, gigantografías y la creación de imágenes para publicidad.

Desde los años cuarenta se relaciona estrechamente con los acontecimientos ligados a los inicios de la danza en Chile, fotografiando a Ernst Uthoff, Lola Botka, Octavio Cintolesi , Patricio Bunster, Virginia Roncal. Durante más de treinta años, sus fotografías serán parte de los programas y cartelera de grandes compañías de ballet, documentando giras, presentaciones, funciones, clases, bailarines y coreógrafos, material que se encuentra en abundancia, incluida una donación del fotógrafo el año 1998 al Teatro Municipal de Santiago.

En esa misma época, a inicios de 1952, fotografía a numerosos grupos musicales y cantantes, retratando a algunas de sus carátulas LP más icónicas , tales como las de “Duo Rey-Silva” (RCA), “Sonia Miriám” (Emmy Odeon), “Lucho Gatica”; y sin duda la más icónica fotografía de Violeta Parra Sandoval. Pérez Castellblanco falleció en Santiago de Chile en mayo del 2006, tras 82 años de extenso trabajo y un amplio legado cultural.

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@archivo_javierperezcastelblanc

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879