Macarena Quezada: Tiempo de princesas

Macarena Quezada: Tiempo de princesas

“Tiempo de princesas” es un fotolibro que reflexiona en torno a la infancia en su tiempo de juegos. Inspirada en los cuentos de princesas, que son una hoja de ruta donde se abordan temas universales como el amor, la lealtad, la envidia, el fracaso o la familia, decidí retratar a distintos niños y niñas que atravesaban sus primeros siete años de vida.

En sus inicios, el libro estaba dedicado sólo a mi hija Martina y sería a ella a quien fotografiaría en distintos contextos y con diferentes vestidos, para hablar de las problemáticas de la niñez. Después de mucho pensar, de cambiar la dinámica de trabajo, en la que originalmente cada toma tendría una gran producción, cambié incluso la cámara fotográfica, por lo aparatosa y grande que era la Linhof de fuelle con la que quería realizar este proyecto. Entendí que era más interesante abrir esta publicación a más tipos de infancias, fotografiar el juego cotidiano en sus espacios personales. Mostrar eso único que va formando a las personas, por nacer en su familia, que trae consigo los genes y la historia, en un contexto social, cultural, geográfico y político determinado. De esta manera sólo conservé la idea del vestido de princesas, que fue el puntapié inicial.

Toda esta reflexión comenzó al ver a mi hija de casi 4 años en ese entonces, en el estacionamiento subterráneo, oscuro y vacío del edificio donde vivíamos en Bellavista. Vestida de Blanca Nieves bajo la luz del tubo fluorescente que parpadeaba, mientras yo bajaba algunas cosas de nuestro auto. De pronto se le acercó un gato, me alejo y le tomé la foto con el celular. En esa imagen estaba todo: La inocencia, el juego, los animales que nos han acompañado siempre y por supuesto el contexto social. (Llevábamos 1 año de encierro por la pandemia del Covid19). La escena de Martina con el vestido se repetía siempre, en el almacén, en la bomba de bencina, en la calle, en la fila del local de votación, caminando por el barrio, etc. Vestida de princesa en distintos lugares y momentos, jugando a ser otra, inventando historias, diálogos que se responde sola.

El vestido de princesa es el elemento que inicia el juego cuando vienen sus amigos a nuestra casa, simplemente porque son los disfraces que hay disponibles. Es el hilo conductor, la investidura para que entren en otra dimensión. Es impresionante poner atención a ese momento cotidiano, en el patio de sus casas o sus piezas, donde de pronto se sienten especiales, libres, poderosos. Es el vestido, el que me permite instalar la problemática. Lo real y lo fantástico se entrelazan para dar cuenta por un lado de algunos de los tópicos clásicos de la literatura infantil, como lo son la pérdida, la hermandad y el viaje, pero cada relato muestra la singularidad de ser hermana mayor, de pertenecer a una familia migrante o experimentar un cambio de casa.

Todo lo que imaginaba en un inicio con un gran despliegue, se fue reduciendo a un tiempo breve. El tiempo posible que el juego puede sostener con la cámara de testigo. Lo que fue marcando el ritmo de las sesiones fotográficas fueron los niños, sumado a los 15 disparos que permite la cámara Mamiya de formato medio.

Hubo decisiones que fui tomando durante la ejecución del libro, que fueron guiños a mí propia historia: La película a color, en un intento (metafórico) de recordar algo de cuando yo era niña, de esa imagen propia que devuelven las fotografías de los álbumes familiares. Recuerdos inconclusos que aún intento recuperar para reconstruir. Las películas fueron digitalizadas por Gaspar Abrilot, quien trabajó la gestión de color de cada fotograma seleccionado para el libro con maestría, cuidado y cariño, mientras hablabamos de mil cosas y por supuesto de nuestras infancias. Entre esa nebulosa de recuerdos, aparece el lenticular sobre la tapa negra de cartón, de “La vendedora de fósforos” de los cuentos de colección a estas alturas, de la editorial Froebel – Kan (El cuento más triste del mundo).

Otro elemento que me es muy familiar, es un juego que me encantaba, vestir a las muñecas de cartón recortando las ropas impresas en papel y doblando las pestañas hacia el reverso de la muñeca, para sujetar los trajes. Quise traer estos recuerdos al libro, decisiones estéticas y de diseño, que trabajé junto al diseñador Hernán Colombo, quien supo leer y traducir cada una de mis ideas.

Cada sesión significó explicar en detalle el proyecto, se acordó con las madres, padres o abuelos y se les contó a las y los retratados. Llegué a algunas sesiones y tenían pensado a qué querían jugar. Se dio a elegir el vestido que quisieran ocupar, dentro de mi stock -amablemente aportados por Martina- más otros que conseguí prestados, que compré o que tenían. La mayoría de los niños y niñas retratados son cercanos, hijos de familiares y amigos. Se ponían el traje y empezaban a jugar o a hacer lo que más les gustaba. Leer, jugar en el mar, armar legos, estar con sus mascotas, hacer sus estereotipas, etc.

Yo los observaba y fotografiaba. Algunos fueron más guiados que otros, porque no me daba el tiro de cámara en habitaciones muy pequeñas, o el ISO de la película, por falta de luz. Elegí esta cámara de formato medio con visor de cintura, porque pensé que casi no se darían cuenta de que los estaba fotografiando. Pero con estas cámaras hay un ritual fotográfico, que requiere de paciencia para mirar, no es la instantánea. En la lógica invertida todo es más lento, el visor devuelve la imagen cómo realmente se ve, es decir todo al revés, por lo tanto hay que componer a la inversa.

Después de la sesión, a la que me acompañaba Martina en la mayoría de los casos y me hacía el making off con la cámara de mi teléfono, conversábamos, les pedía que me dibujaran algo y hablaba con el adulto a cargo, para poder escribir la historia. Nada tan complejo, nada tan de otro mundo… Cada niño y niña tiene su propia historia, y eso ya es fascinante. Yo no soy escritora, pero me gusta escribir, y me di la licencia de hacerlo intentando ponerme en su lugar con una narración que alude a la particularidad de estos niños y niñas que juegan a ser otros. Me atreví a escribir sin seguir un estilo, sino que lo que surgiera para contar las historias, porque trabajé con una editora, Valeria Mari, que corrigió acuciosamente cada texto.

La narrativa visual se va armando con las imágenes de los 20 niños y niñas retratados. El mismo juego y una historia distinta cada vez. Distintas formas de transitar la infancia, con sus riquezas y diversidades.

Los textos que surgen de las entrevistas y dibujos, me permiten poner en palabras la realidad que atraviesan. Sería muy difícil conocer las historias sin los relatos que acompañan las imágenes.

El juego de rol, es un espacio que hace las veces de rito, donde muere y renace el yo metafórico, entendiendo que los cuentos, los juegos y el pensamiento simbólico nos permiten construir el camino hacia la adultez. El juego de las princesas que pareciera ser solo para la niñas, a la gran mayoría de los niños no les genera mayor conflicto durante estos 7 primeros años de vida, ya que en esta etapa no hay género para el juego, es juego puro, no se están cuestionando el tema del vestido, se rompe el estereotipo. Obviamente dependiendo de su contexto. Aquí el rol del vestido, es habilitar la ficción y desde ahí generar un espacio de expresión y libertad.

La última foto del libro, fue la primera que tomé, fue el primer rollo de prueba, por eso es blanco y negro, para poder revelarlo en mi laboratorio rápido y empezar de una vez, después de darle muchas vueltas al proyecto, de pensarlo y repensarlo. Resultó ser que esa película estuvo meses en mi cámara sin revelar. Era la imagen de mi hija Martina junto a mi perro Van Gogh días antes de morir.

Después de una larga hospitalización, operaciones y curaciones a raíz de un cáncer, que me duele el alma recordar, mi perro volvió a casa. Fueron esos días “de gracia”, en los que nuestro compañero, hermano, hijo… pareciera que se iba a recuperar. Con mucho cuidado, Martina abrazó a su hermano mayor, Van Gogh en el sillón de la casa, aprovechando que habíamos retirado por un rato los vendajes para airear la herida. Días después murió, y ahí quedó el rollo, fui incapaz de revelarlo, de volver a ese momento donde aún era feliz. Podía equivocarme al revelar, pensaba que había expuesto mal, que el encuadre no era lo que yo había imaginado, que podría haber quedado desenfocada la imagen, que lo revelaría y no habría nada… Pero ahí estaba, mi hija abrazando a Van Gogh, como acompañándolo camino a su sueño eterno. No soy capaz de describir la tensa jornada de revelado de esa película FP4 PLUS 125. Cargarla en oscuridad, tener los químicos a temperatura, luego 1 minuto de lavado, 8 minutos y medio de revelado, 30 segundos de baño de paro y los 5 minutos de fijador. Lo abrí para ver si había imagen, antes de lavarlo. Al ver que había información en el negativo estallé en llanto, sentí un alivio. Me estaba jugando la imagen con la quería retratar la infancia de Martina en el libro. El texto de “El duelo”, salió como un vómito de mis entrañas. Lo leí muchas veces, sola y con otras personas, todas las veces lloré a mares y lloraron conmigo. La obra cruza al artista, el contexto nos permea, nuestra biografía se modifica. Este es el contexto personal que atravesaba en la creación de este libro; una pena negra que buscaba una salida en cada página del libro.

Gracias Amy, Facu.W, Ema, Amalia, Matilde, Cataleya, Facu. H, Aurora, Santi, Pascuala, Simón, Inés, Emma, Diego, Blanca, Magdalena, Nicanor, Julieta, Manuela y Martina por dejarme retratar este “Tiempo de princesas”.

Este libro es un homenaje al recuerdo de todo lo que fuimos cuando empezábamos a ser.


Acerca de la autora:

Macarena Quezada Bilbao es chilena y vive en Santiago. Es fotógrafa, artista visual, diseñadora teatral y mamá de Martina. Actualmente es docente de la Universidad Finis Terrae en el Magíster en Investigación – Creación de la Imagen de la Facultad de Artes y de los ramos interdisciplinares de la Facultad de Diseño. Es parte del equipo del archivo Ronald Kay, en el área de fotografía y visualidad.
Tanto en la educación formal, como en su taller / La grilla, su trabajo se enmarca en la enseñanza de técnicas fotográficas analógicas y las publicaciones experimentales.
Estudió Artes visuales con mención en Fotografía en la Universidad de Chile; Diseño de Vestuario en el Instituto AIEP; Fotografía en la Escuela Foto Arte; el Magister de Creación e Investigación fotográfica en la Universidad Finis Terrae y el Diplomado “Las artes del libro” en la Universidad Nacional de las Artes, Buenos Aires.
Se ha formado también tomando distintos talleres como libro ilustrado, emulsiones fotográficas, de encuadernación,etc. Actualmente se encuentra trabajando para su próxima publicación, en el taller de artes gráficas, Lautaro.
En cuanto a su trabajo autoral, gracias a la beca FONDART de creación artística y de difusión, ha realizado tres publicaciones: “Interrupción en La Araucanía, registro estenopeico de un eclipse” (2022); “Tiempo de princesas” (2023); y “Tinta y rabia” (2024). El último libro, que está en proceso es “CONTENEDOR” (2024), proyecto de creación, que además se vinculará a su sitio web www.macarenaquezada.cl.
Ha expuesto sus obras, libros de artista y publicaciones en Chile y en el extranjero, colaborando con el Archivo fotográfico y audiovisual de la Biblioteca Nacional, y en diversos grupos de investigación, vinculados al archivo, la fotografía, la memoria y los procesos artísticos, destacando en este último caso el proyecto Cartografías.
Su línea de investigación surge desde la práctica de técnicas fotográficas analógicas experimentales y los vínculos que se van trazando entre conceptos y materialidades. Si bien, la problemática que viene trabajando hace más de 10 años, es la “condición animal” desde el activismo, lo que ha surgido durante su práctica artística, son los desplazamientos que surgen al poner a dialogar las operaciones técnicas con temas que se van cruzando en su biografía y contexto social, como lo ha sido el eclipse en La Araucanía, el estallido social y su maternidad.

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IG: tallerlagrilla ; macafoto

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879