Singular

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Marcos Rodríguez Pérez

El placer de pasear unido al placer de capturar personajes auténticos allí donde estoy es lo que define esta serie de retratos. Encontrar a alguien que destaca del resto, por lo que sea, por su aspecto, por su ropa, por la acción que realiza es la finalidad de paseos interminables por las calles de las ciudades que visito. Cuando esto ocurre, el resto de la gente no existe durante unos instantes, y sólo queda la imperiosa necesidad de acercarme todo lo que pueda y capturar su imagen como sea. Al pasar la técnica a un segundo plano en busca de la autenticidad, convierte el momento de la fotografía en una situación tensa, mágica y excitante. Si me detuviera delante del sujeto con el tiempo que merece una buena toma convertiría al personaje en un retratado más de la calle. No es esto lo que busco, quiero que se vea tal y como era en ese instante, sin interactuar nada con él. Un segundo o dos después descubriré si he conseguido la captura como si de una presa se tratara.

Estas imágenes son el fruto de quince años de aprendizaje, de crecimiento artístico y personal. Y también la cristalización de un deseo: el de trascender, con el individuo como vehículo, a través del arte visual moderno por excelencia. Se trata de un ejercicio de apropiación no solicitada de instantes únicos, de personajes irrepetibles que conviven con nosotros, que cuentan y sugieren historias, pero a los que no siempre vemos, engullidos por el galopar desquiciado de la globalización. Una carrera en la que todos podemos mirar a nuestro alrededor, pero donde no todos vemos.

© Marcos Rodríguez Pérez

Desde el año 2005, la lente que ha congelado y encadenado en imágenes a estos seres humanos en particular, ha recorrido las calles de ciudades tan variopintas como Madrid, Lisboa o París. En todas las ocasiones lo ha hecho con el deseo de exaltar la individualidad, la diferencia que les otorga a sus protagonistas su auténtica esencia, por encima del «rebaño urbano». El autor también ha desgastado las calles con la intención de ayudar al espectador a superar esa extraña dicotomía que fustiga al siglo XXI: la de vivir interconectado pero sentirse solo. La de habitar urbes dominadas por una «masa» de la que se forma parte, pero que engulle a las
minorías, a los individuos, su diversidad y lo que los convierte en quienes son realmente.

Los referentes que dan sentido estético y filosófico a la serie son heterogéneos. Desde Tatsuo Suzuki y Jeff Mermelstein hasta Trent Parke o Cartier Bresson, pasando por William Klein o Bruce Gilden. A diferencia de especialistas en la fotografía callejera como este último, por ejemplo, el autor no toma la instantánea con conocimiento por parte del protagonista o en un marco de agresión e invasión.

© Marcos Rodríguez Pérez

Al contrario, captura el instante a hurtadillas, acercándose al modelo a unos cincuenta centímetros y utilizando una óptica de veinticuatro o veintiocho milímetros. No se trata de un intercambio, sino más bien de un «robo». En silencio y con secreto, en una transacción inconsciente que es unilateral. El secreto se nos desvela cuando la esencia ya es inamovible, cuando esta puede pasar a la posteridad en forma de individuo en toda su gloria. Como exaltación de la primera persona del singular.

Es importante que los retratos no estén rodeados del halo ritual que ha acompañado históricamente a la captura fotográfica. Porque resulta imprescindible que el individuo se comporte tal cual es, que nada interrumpa el fluir de su cotidianidad y que lo que lo convierte en único huya de toda contaminación o condicionante. Cada personaje, con cualidades casi mágicas, habita un segundo en el bullicio de asfalto, cemento, acero y cristal. Y desde la más absoluta naturalidad afirma: «Soy el que soy. Y no hay nadie como yo».

© Marcos Rodríguez Pérez
© Marcos Rodríguez Pérez
© Marcos Rodríguez Pérez

Cada uno de los protagonistas de esta serie es tratado con el más reverencial de los respetos, tanto en el momento del disparo como en el posterior proceso de revelado, a pesar de hurtar su identidad sin permiso para plasmarla en papel. Todos los retratos que conforman esta obra son un homenaje al ser humano, a su autenticidad, a todo aquello que, a fin de cuentas, logra cumplir el deseo inconfesable y compartido con el autor de ser eterno, de vencer a la muerte y al olvido. Porque una vez «fue» y todos podemos ser testigos asomándonos a estas imágenes.

Texto de Cesar Brito (@CesarBritoGlez)


Datos Técnicos:

A lo largo de estos quince años he utilizado la Panasonic Lumix LX3 y LX5, Canon G7, Sony RX100, Canon EOS 5D

Acerca del Autor:

Marcos Rodríguez Pérez (Salamanca, 1979) es técnico superior de imagen y completó su formación en Madrid, en la Agencia Cover y en diferentes talleres de procesado de la imagen y preimpresión. Autodidacta, empezó fotografiando espacios deshabitados y en 2005, después de conocer la obra de Bruce Gilden (Agencia Magnum), comenzó a realizar en Madrid fotografía de calle. Lleva más de quince años haciendo retratos que ha podido exponer en lugares como la Real Sociedad Fotográfica de Madrid.

Sitios Web:

urbefoto.com

instagram.com/marcos_rodriguez_urbefoto

Libro:

libros.com/comprar/retratos-urbanos/


Todas las fotografías publicadas aquí tienen el Copyright del respectivo fotógrafo.

© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879